domingo, 2 de noviembre de 2008

Altibajos


Domingo 2 de noviembre de 2008.


Podría decir “por fin unas horas para descansar y escribir”, pero no, tampoco es cierto. Simplemente que hoy he decidido robarle tiempo al tiempo y pararme un momento a recopilar y dejar constancia de las últimas dos semanas. No es tarea fácil puesto que han estado llenas de experiencias, de subidas y bajadas, de alegrías y también de enfados… En resumen, han sido unos días realmente intensos.


En lo laboral nos hemos topado con el “muro alemán”. Lo que es lo mismo, con su cabezonería para algunas cosas y añadiría un poco de prepotencia. Gracias a ello supe lo que es sentirse “discriminada” por no ser alemana y la verdad, no es muy agradable. Tras pelear con ellos durante días finalmente hemos conseguido meter un pie en el proyecto que desde el principio debería habernos correspondido y parece que empiezan a encauzarse las cosas.


Por otro lado han sido semanas de viajes, puesto que la visita de Narmo ha sido una buena excusa para aprovechar los días libres y salir a ver mundo. Realmente fue una maratón, puesto que en dos días pasamos de Colonia cruzando Alemania en dirección a Estrasburgo, para perdernos por la noche en mitad del Rhin por culpa de un gps (mejor los mapas de toda la vida, asegurado) y terminar al día siguiente comiendo en Luxemburgo. Lo mejor de ese viaje fugaz fue despertarnos, después de haber pasado una noche horrible perdidos en la montaña cruzándonos jabalíes, ciervos, garzas y todo tipo de animales en la oscuridad, en un pueblo que parecía sacado de un cuento de hadas. Bacharach. Caminar por sus estrechas callejuelas asentadas en un valle alfombrado de viñas al pie de un castillo que vigila el Rhin desde las alturas es como perderse por Bree. Respirar ese olor dulzón a uva madura en plena vendimia, estremecerse con el frio intenso por la niebla húmeda que se levanta sobre el río, contemplar la interminable gama de colores que pintan las viñas sobre las laderas del valle… y algo que es de agradecer después de los “altos aires de la ciudad”, la hospitalidad de los aldeanos. Hablen tu idioma o no lo hablen, siempre dispuestos a ofrecerte una sonrisa mientras se secan el sudor de sus manos al mono de trabajo. Qué elegante me parece aquel triste y azul traje en comparación con las corbatas de seda que me miran desde arriba en otros lugares. Sin duda, volveré allí, y pronto.


También ha tocado hacer una parada en Aquisgrán, lugar para muchos desconocido y para el resto famoso por ser la sede del reinado de Carlo Magno, y lugar donde yace enterrado. Extraña, preciosa e impresionante catedral donde las haya, ningún otro edificio compite con ella alrededor. El casco antiguo se ha respetado y es realmente agradable pasear entre sus calles, donde la única competencia en altura con la catedral es la propia orografía del terreno. Deberían aprender los de Colonia, que en mi opinión, han cometido el error de construir rascacielos en una lugar en que su más preciada joya podría brillar desde cualquier punto de la ciudad. Algo que los gallegos sí hemos sabido conservar. Un punto para nosotros.


La consecuencia de tanto trajín fue una gripe que me dura ya una semana de la que empiezo a estar un poco cansada. A pesar de ella no falté a la cita de la fiesta española de la sangría. Imposible faltar cuando la tenía a solo cinco metros de mi habitación. Hoy quizá hagamos brillar nuevamente la bandera roja y amarilla. Nos jugamos el honor en un partido de futbol contra los italianos. Menos mal que he tenido la excusa de la gripe y seré simplemente la “entrenadora en funciones” y animadora. Espero que los italianos tengan tan poca idea de futbol como creo que tienen mis chicos, por que si no, veo a todos los españoles con gripe mañana, puesto que el perdedor, además de besar la bandera contraria, ha de pasearse desnudo por la residencia.
Tranquilos. Tengo mi cámara cargando.

1 comentario:

AGR dijo...

Buenas!!!Interesante, interesante. te tengo que decir ¡que enviadia lo de viajar! (no te lo tomes a mal xD). La verdad creo que el Erasmus es una experiencia única, a ver si algún día lo puede hacer yo. Debe ser un poco lioso al principio, por lo que me han contado, de convalidar las asignaturas y todo el papeleo, pero creo merece la pena. Jaja, que bueno lo del fúlbol, soy yo y si que no tengo ni idea, bueno sí lo justo, es que no me gusta mucho, la verdad.

Saludos desde mañolandia