miércoles, 3 de diciembre de 2008

Españolizando Germania







Miércoles 3 de diciembre de 2008

Sí, ya sé que hace más de un mes que no escribo nada, y supongo que ahora os debo una larga narración de todo lo que ha supuesto mi ausencia. Ahora que una buena caída me tiene atada a la habitación y a esta silla en donde me duele horrores mantener sentado el culo, tendré un poco de tiempo para hacerlo.
Se puede decir que este mes ha sido el mes de transición. Una transición del cabreo monumental que tuvimos al principio debido a todas las dificultades con las que nos hemos encontrado, sobre todo a la hora de hacernos un comprensivo hueco en la universidad; y de los placeres que la vida Erasmus empieza a mostrarnos.
Los viajes y visitas turísticas han tenido un brutal freno debido a que nos hemos metido de cabeza en el proyecto, que de cabeza me trae valga la redundancia. Al final, mi concepto va a resultar totalmente diferente de un coche o de cualquier cosa que se conozca comúnmente y eso, tras un principio de sorpresa, me motiva pero me vuelve loca. Es increíblemente difícil diseñar algo para lo que no tienes ninguna restricción. Si tu mente no tiene barreras puede desvariar cualquier cosa, pero esa cosa ha de tener lógica y sentido, y eso sí es complicado. Ahora mismo estamos en pleno proceso conceptual, y tenemos que entregar dos centímetros de bocetos para la siguiente semana. Y los bocetos no son a lápiz azul como hacíamos en Ferrol. Aquí se nos requiere el uso y manejo de los carísimos rotuladores que compramos en primero, los Copic. Mira tú por dónde hice bien en no venderlos. No los había usado desde que empecé la carrera y eso no quiero ni acordarme de cuando fue. Y por supuesto, no es lo mismo renderizar un frontal que un coche o una ¿cosa rara? como es en mi caso. Así que estamos reaprendiendo a usar los rotuladores, algo que realmente agradezco. Un último apunte sobre esto que puede interesarle a mis compañeros de España: los copic aquí están a cuatro euros y pico y hay otros por dos euros y pico. XD Si alguien quiere hacer encargo que avise.

En cuanto al tema social, ha sido un mes –como probablemente sean los siguientes- de cumpleaños. Teniendo en cuenta que somos más de cien Erasmus echad cuentas de cuantos cumpleaños nos tocan por semana. La mayoría de nosotros vivimos en la misma residencia lo cual es genial, así que todos derivan en una fiesta en el teestube –la sala de fiestas o especie de discoteca que tenemos en el sótano- o en una cena en alguna de las cocinas que acaba derivando en una fiesta también para desgracia de los demás habitantes de la planta.
También hicimos la primera “Fiesta española de la sangría”, y la primera “Comida española”. Esta última, aunque estupenda, tuvo su parte “menos simpática” al tener una servidora que hacer tortillas y torradas para unas treinta personas. Eso sin mencionar que terminé jugando al duro y cogiendo la peor borrachera de mi vida (que los que me conocen bien saben que no han sido muchas). Yo no entiendo cómo hay gente que puede emborracharse tanto todos los fines de semana. ¡Si no hay quien lo aguante! El estómago taladrado y quemando, la garganta asqueada de lo que rasca el vodka cuando acabas de echarlo por el retrete, la cabeza pesada y tu movimiento en cuatro dimensiones… ¿Cuál es la gracia? Supongo que la gracia se la ven los que están a tu alrededor. Debe ser, por que el que me aguantó la borrachera y me ayudaba a moverme no paraba de decir: estás muy graciosa. ¬¬
Eso me costó estar postrada en la cama el día siguiente y para rematarla, ayer hicimos un pequeño viaje navideño con los compañeros del proyecto y la profesora a una estación de esquí artificial. Nunca había practicado ningún deporte de montaña y, conociendo mi mala suerte para este tipo de cosas, ya iba concienciada de que algo me pasaría y rezando para que no fuera un hueso roto. Cuando llegamos digo, pos mira, si me tiene que pasar algo que me pase con algo que me guste… y cogí la tabla de snowboard.
Las primeras treinta caídas fueron normales, divertidas y hasta deseadas, puesto que es prácticamente la forma de frenar. Cuando por fin estaba empezando a cogerle el truco gracias a unos consejos de un compañero, sobrevino la tragedia. Una placa de hielo traidora. Pero mi culo se vengó y le dio un buen golpe, aunque la peor parte me la haya llevado yo. Las siguientes tres horas las pasé “sentada” –como pude- en el bar sin poder moverme y con una jarra de cerveza en la mano. (Toda la bebida era gratis, pero no podía más después de la resaca del día anterior). La vuelta a casa en el coche me vi todas las constelaciones del firmamento cada vez que el coche pillaba un bache o giraba en una curva, lo cual, teniendo en cuenta que teníamos que descender de una montaña artificial, pasaba bastante a menudo. Por momentos me temí lo peor y me imaginé pasando las navidades con el trasero escayolado y sentada en un flotador, mientras tenía que agarrarme a las sábanas para aguantar el dolor a pesar de dormir bocabajo. Esta mañana la esperanza ha vuelto a mí, pues el hueso no me duele. Simplemente tengo todo el trasero de una tonalidad que cada vez está más próxima al negro carbón. Así que ahora, a pesar de no poder ni sentarme ni caminar sin que me duela, tengo que dar gracias de que no haya sido un hueso roto. Vaya año que llevo.
Poco a poco vamos confraternizando con los compañeros de clase, incluso con los alemanes, y conociendo más y más gente. Al mismo tiempo los lazos creados con los que ya conocemos desde el principio se van afianzando, y ya temo cuando llegue febrero y se vayan muchos de los Erasmus que sólo estarán aquí por un semestre. En muchos de los casos será una despedida para siempre, y se hará bastante duro. Sobre todo con mis dos niños de Israel y mi niño de Eslovenia, que son con los que más amistad he trazado en los últimos dos meses.
En cuanto a la información turística puedo comentar un par de cosillas aunque yo las haya pasado casi por encima.
Han puesto el mercadillo navideño aquí en Essen. La ciudad está mucho más bonita ahora con esas casitas típicas donde huele a Gluhwein (vino caliente) y salchichas, y donde puedes comprar desde frutas hasta adornos para el árbol de navidad hechos en madera y cristal. Aún no he podido visitarlo más que de pasada y casi corriendo, sin poder pararme nada. Tal vez en estos días, cuando mi trasero me lo permita, pueda acercarme un ratito.
Hace dos semanas Essen ofreció su mejor estampa cuando me acompañó a la facultad entre copos de nieve. Estuvo nevando dos o tres días, aunque cuando planeábamos la batalla de nieve derretía. Pero se hará. Volverá a nevar y se hará. Realmente fue la primera vez que tuve verdadera conciencia de que estoy en Alemania, en un país del norte. Hasta entonces, con todo el trajín y los malos humores, no me había dado cuenta de que estoy en Alemania de Erasmus y , ¡caray! Que tengo que disfrutarlo todo. Ahora no dejo de mirarlo todo como realmente lo habría mirado desde el primer momento que pisé esta tierra. Incluso empiezo a mirar a Essen con buenos ojos jaja.
Lo único que extraño enormemente (además de un poquito a mi familia claro está) es la comida. Me gustan las salchichas y el chocolate pero a este paso creo que terminaré detestándolos. Pero quizá tengamos un desahogo. Esta semana hemos conocido a un español (nacido alemán pero hijo de españoles y con sentimiento español) cuyos familiares tienen un restaurante con comida de la patria en Dortmund. Nuestra primera visita iba a ser ayer pero tuvimos que cambiarla por el quebrantahuesos.
El agua no la extraño porque, gracias a Dios, a los alemanes no se les ha dado por ponerle gas también al agua del grifo. No me explico cómo no se les hincha el estómago de beber tanta agua con gas. Lo difícil es encontrarla sin él.
Bueno, creo que por el momento he soltado un par de cosillas. Ahora tengo que ponerme a hacer bocetos como una posesa que este domingo tenemos cena polaca y las previsiones son de tormenta. ¡Hasta la próxima!


1 comentario:

AGR dijo...

buah, se ve que lo disfrutas. Que bueno lo de la nieve, me he acordado de lo que le pasó a una de mi clase, que no se que hizo pero se debio de hacer algo en el hueso del culo y después iba con el cojín a todos los lados, jajaja.

Y lo de emborracharte, yo no puedo dar mi opinión porque, aunque parezca raro, no bebo nada (al menos hasta los 18), tampoco salgo mucho; yo soy más de agua, still water, of course.

Que no te cases dibujando y deja flotar a la mente, que igual creas algo revolucionario y vete a saber que... igual te conviertes en la nueva lady BMW xD

bssss