sábado, 18 de diciembre de 2010

Las Navidades en Eslovenia

Como ya he dicho muchas veces, Eslovenia es un país que ha ido forjándose gracias a las influencias que lo rodean. La Navidad es, por tanto, un producto de las mismas y de la historia del país.
La primera influencia que se puede apreciar y que da a sus celebraciones un nexo común con nosotros es ese cariz comercial que predomina en las sociedades capitalistas y que convierte la religión en dinero aun proclamando el ateísmo a gritos. Los que presumen de ateos salen a las calles a comprar y pedir regalos de “Navidad”, paradójico ¿no? Como diríamos en Galicia, hay que arrimarse al sol que más calienta.
imagen de Mayamarko
Y el sol que más calienta es ese espíritu de “tiempo especial”, que se puede vivir en el centro de Ljubljana como una explosión de luces y aromas, enfatizada este año con la apertura del primer mercadillo navideño hecho en la ciudad, al más puro estilo alemán.
Sin embargo, he de decir que tras escuchar maravillas sobre la iluminación de Ljubljana me llevé una ligera decepción. Es cierto que el centro está lleno de luz, pero para mi gusto la decoración es un tanto moderna, y los “planetas” y “galaxias” que penden sobre las plazas no acaban de encerrar para mí el espíritu navideño que encierra el resto de la ciudad. Un intento más, probablemente, de huir del catolicismo de los adornos tradicionales, pero de nuevo, ¿acaso la Navidad no es una fiesta cristiana? Otra cosa que no me ha gustado es que el centro esté tan saturado de luces, dejando el resto de la ciudad desnudo de adorno alguno. En cuanto sales un par de calles alejándote de la plaza principal, se acabó la luz. Creo que deberían tomar ejemplo de Maribor, que recurre a las luces tradicionales y posiblemente más baratas, pero no deja ni una sola calle sin un detallito.
Pasado ya el tema de las luces, al que al menos en Europa todos estamos acostumbrados, paso a contaros lo que yo particularmente he visto singular en Eslovenia: los abuelos. La Navidad está siempre representada por un “abuelo”. En la mayoría de los países este abuelo es Santa Claus (o Papá Noel para los españoles), en muchos otros es San Nicolás, más tarde los Reyes Magos… Todos ellos tienen algo en común. Y es que excepto el pobre Baltasar, que es el más original y lógico de todos, el resto son hombres de anciana edad, rostro sabio y barbas largas.
San Nicolás, imagen de 24ur.com
Eslovenia es un país que ha cambiado de dominación muchas veces. Ha estado bajo el imperialismo, comunismo, socialismo, y ahora finalmente se ha unido al capitalismo. Siguiendo ese afán pacífico de los eslovenos de no querer entablar batalla con nadie, lo que han hecho es conservar los “abuelos” de todos sus periodos, para gusto de cada uno.
Así, el 6 de diciembre reciben la visita de sveti Miklavž (San Nicolás), quien llega a las iglesias acompañado de duendecillos malvados, que se llevan a los niños que han sido malos en lugar de recibir dulces si han sido buenos.
El 24 por la noche algunos, el 25 por la mañana otros, los niños reciben los regalos que Santa Claus les ha dejado este año. Es el día más esperado, ya que Santa Claus no suele ser tan tacaño ni tan malvado como Niklaus y les trae lo que han pedido (o la versión barata según la crisis de la familia).
Y por último, el 31 de diciembre se celebra todavía en lugares como Ljubljana la cabalgata de Dedek Mraz, el “abuelo helado”, la versión comunista de Santa Claus que llega para felicitar y agasajar a los niños.
Dedek Mraz, 
imagen desde 
starislowwwenia.enaa.com

 En Eslovenia, como país predominantemente católico, conocen la existencia de los Reyes Magos, pero no tienen estos el papel que tienen en España, y apenas se espera su llegada. Por eso prefieren pasarse por las casas españolas, donde les espera un vasito de leche y un platito de galletas en cada ventana. Yo, por si acaso, se los dejaré a ver si se pasan por Ljubljana y así hacen turismo. =)

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