jueves, 4 de noviembre de 2010

El día de Todos los Santos en Eslovenia.

Eslovenia es un país en su mayoría católico, y su gente vive la religión con un fervor tolerante que invita a creer. Recuerdo que cuando era niña, tanto la noche de Fieles Difuntos y el día de Todos los Santos me producían casi escalofríos. Galicia es una tierra mágica y entre “meigas” y “la santa Compaña” , todo lo que suene a muerto asusta más de lo normal.
Esta semana fui gratamente sorprendida con el modo en el que los eslovenos celebran este día. No es algo que diste demasiado del modo en el que los españoles, o al menos los gallegos, lo hacemos, pero en cada esquina se palpa la importancia que aquí todavía reza este día. Para las familias eslovenas, tanto la noche del 31 como el día del 1 son momentos de reunión. Los miembros se reúnen y celebran juntos cena, comida o los copiosos desayunos que tanto me gustan en este país. Después  se acercan al cementerio a cuidar de sus antepasados. Las tumbas se limpian y se engalanan, y aquí está la novedad: no sólo con flores, como hacemos en Galicia, sino que las lápidas son cubiertas de velas de colores que quedarán encendidas hasta que se consuman totalmente.
Cuando el domingo nos acercamos al cementerio de Jože Plečnik, el gran arquitecto esloveno, en la ciudad de Ljubljana, me quedé atónita al contemplar la cantidad de luces de colores que salpicaban el enorme recinto. La mención de un cementerio de noche cubierto de velas, parece el escenario ideal para una escena de terror. Nada más lejos de la realidad. Nunca tan bien me sentí en un cementerio. La atmósfera que allí se respiraba era de una calidez mística que hacía difícil no creer en el alma. Un entorno perfecto en el que el baile de las velas simula las sonrisas felices de los que descansan bajo tierra, festejando el momento del año en el que los vivos acuden a visitarlos y a recordar viejos tiempos ante su lecho.
Hay todo un mundo por explorar en torno a los camposantos, y me consta que hay muchas personas que establecen parte de sus viajes turísticos en torno a ellos. Sin duda alguna, visitar cualquier cementerio esloveno la noche del 1 de Noviembre, es una experiencia merecedora de un viaje, que no dejará indiferente a ningún viajante, ateo o creyente. 


fotos de Urban Breznik

2 comentarios:

josele dijo...

preciosas las fotos. Enhorabuena !!!!!!!!!!!

Natalia Corbillón dijo...

gracias! =)