lunes, 25 de octubre de 2010

El otoño

Una de las cosas que más me gusta de Eslovenia y, en general, de las regiones que comparten este clima (incluída Galicia), es que cada estación tiene lo que debe tener. El verano caluroso, el invierno nevado, la primavera verde y llena de flores y el otoño lleno de hojarasca y castañas.
No puedo imaginarme unas navidades en bikini y uno de los placeres de los que disfruto como una niña es pasear en otoño por una avenida de álamos, y que mis pies vayan haciendo "cras cras" sobre las hojas secas". Esos paisajes de color de foto antigua que la llenan a una de una deliciosa melancolía romántica.
Eslovenia tiene un color muy intenso en otoño, quizá el más intenso que haya visto hasta ahora.
Es una estación que se puede disfrutar en cualquier parte del pequeño país, incluída la capital. Los habitantes de Ljubljana cuentan con varios pulmones distribuidos entre los edificios de la ciudad, y uno de ellos es el parque Tivoli: una gran extensión de bosques que cubre una pequeña colina, y en el que también se encuentra el Zoo de la ciudad. Perderse en el Tivoli es una experiencia estupenda, ya que no te perderás lo suficiente como para preocuparte, y en cambio disfrutarás de paisajes preciosos y por el camino descubrirás un montón de caseríos antiguos, algunos bien conservados, otros vestigios moribundos de viejas glorias pasadas, y algún que otro búnker, testigo del recuerdo de la II Guerra Mundial en Eslovenia.
Es un lugar perfecto para correr y practicar deporte tanto dentro como fuera del carísimo gimnasio que hay situado en él (64 euros al mes, aunque incluye también la piscina). En él, se puede practicar uno de los deportes favoritos de los eslovenos: el senderismo. Es habitual encontrar gente con sus botas de montaña y sus palos, subiendo colinas y montañas cada día.
En él hay también una especie de Auditorio en el que se realizan algunos de los mejores conciertos de Eslovenia. 

Os dejo unas fotos que tomé en uno de mis paseos matutinos por el Tivoli.



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